Siempre he pensado que mi vida tenía cierto carácter de novela, serie, cómic o epopeya griega, dependiendo de la situación. Demasiados momentos muy especiales, inauditos o, simplemente, inesperados, que no deberían caer en el olvido. Intentar retener todos los recuerdos en la mente es como tratar de evitar que el agua se escurra entre los dedos, inútil y desesperante; por ello tratamos de inmortalizarlos mediantes fotos, cartas, vídeos, calendarios... y, la profesionalidad personificada del almacenamiento de recuerdos: el diario.
Dado mi estrepitoso fracaso en el plan A) El diario, he decidido tirar por el plan B) El blog. Y veremos cómo marcha.
Así que aquí estoy, dispuesta a compartir mis pensamientos con el mundo. Más extensamente que en twitter, eso seguro.
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